La decisión de los Cubs de Chicago de no pujar por Juan Soto ni Corbin Burnes refleja su enfoque en un proyecto de largo plazo, priorizando el desarrollo interno y una estabilidad financiera controlada. Esto ha sido una postura consistente de la directiva, liderada por Jed Hoyer y Carter Hawkins, y respaldada por la familia Ricketts.
Este enfoque busca un éxito sostenido en lugar de grandes apuestas por superestrellas, una estrategia que en algunos equipos ha llevado a una mayor flexibilidad para mantenerse competitivos durante varias temporadas sin comprometerse con costosos contratos a largo plazo.
Para los aficionados de los Cubs, la negativa a competir por un talento como Soto, quien podría transformar la ofensiva del equipo, o por Burnes, un lanzador de élite, es un golpe difícil. La oportunidad de agregar a un jugador como Soto, un bateador dominante y aún joven, es poco común. Sin embargo, el equipo parece haber considerado los riesgos de comprometerse con contratos largos y ha optado por confiar en el talento emergente, además de mantener sus opciones abiertas para otras adquisiciones estratégicas en el futuro.
Este enfoque sostenible puede tener sentido financiero, pero los seguidores deberán ser pacientes mientras el equipo intenta construir una base sólida y competitiva.
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