Kiké Hernández ha experimentado una notable mejora en su desempeño con los Dodgers esta temporada, gracias a un ajuste inesperado: el uso de anteojos.
Diagnósticado con astigmatismo en su ojo derecho, Hernández se vio obligado a comenzar a usarlos desde la última serie antes del receso del Juego de Estrellas a mediados de julio. Este descubrimiento fue crucial para su rendimiento, ya que anteriormente había experimentado problemas de visión que él y el equipo no entendían completamente.
El diagnóstico surgió después de una conversación con su amigo y veterano receptor Martín Maldonado. Hernández explicó que, al principio, fue extraño tener que usar anteojos por primera vez en su vida, pero los resultados fueron evidentes. Su mánager, Dave Roberts, también notó la diferencia, mencionando que una vez que Hernández comenzó a usar los anteojos, su visión mejoró considerablemente, lo que coincidió con un mejor control de la zona de strike y decisiones más acertadas al bate.
En la primera mitad de la temporada, Hernández apenas bateó .191 con 45 ponches y 15 carreras impulsadas. Sin embargo, desde que comenzó a usar los anteojos, en 20 juegos de la segunda mitad, ha elevado su promedio de bateo a .278, con solo 18 ponches y 11 carreras impulsadas. Su desempeño incluyó un doble de empate en la décima entrada el domingo, que le dio su cuarto juego de tres hits en la temporada. Este ajuste ha sido clave para mantener su lugar en el equipo, especialmente en un momento en el que estaba en la cuerda floja.
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