En el momento en que el novato de los Piratas de Pittsburgh, Oneil Cruz, hace un contacto perfecto con una pelota de béisbol, esto libera al niño interior del espectador. Cuando la pelota sube, no piensas en wRC, wOBA, DRS, OAA, xBA o xSLG.
Cuando Cruz, de 2,01 metros de altura, hace un contacto perfecto con una pelota y envía una onda a través de los confines de una catedral, en realidad solo hay un pensamiento que viene a la mente, uno que le devuelve a la audiencia una de las razones por las que se enamoraron con el juego.
¿Dónde caerá esa pelota? En una fría tarde de martes en el PNC Park, en una noche en que los Pirates vencieron a los New York Mets, 8-2, la respuesta fue Allegheny River. Solo en el juego número 30 de su carrera en North Shore, Cruz se convirtió en el último toletero zurdo en enviar una pelota profunda, una hazaña que muchos creían que llegaría a su fin, incluido el propio Cruz.
Cruz, que registró el primer juego de tres imparables de su carrera, no tuvo dudas de que la pelota había explotado. Estaba un poco fuera de la curva de Tommy Hunter, pero Cruz tiene un historial de cambios incómodos de un lado a otro.
Lo que Cruz se preguntó cuando la pelota calló en la noche de Pittsburgh fue si tenía suficiente altura para despejar los asientos de la cancha correcta.
Ciertamente golpeó la pelota lo suficientemente fuerte (113 mph, para ser exactos) y recorrió 422 pies. Pero a diferencia del aterrador jonrón de dos puntos de Rodolfo Castro en la tercera entrada, flotando en el aire durante 6,6 segundos antes de golpear el poste de foul derecho, la línea de Cruz no fue demasiado lejos.
ONEIL CRUZ HIT THIS BALL INTO THE ALLEGHENY pic.twitter.com/W4og6C92Rj
— Pittsburgh Pirates (@Pirates) September 7, 2022
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